Lo escencial es invisible a los ojos.

miércoles, 5 de octubre de 2011

El caballo rojo

  Estábamos sentados en la cocina del rancho, mirando la tormenta,larga tormenta y lluvia de tres días, cuando cayó el rayo. Fue un rayo distinto. Cayó como un grito en mitad del patio. Después siguió lloviendo. Interminable mente
  Nos despertamos temprano.La tormenta había pasado y el sol golpeaba brillante sobre las  ultimas gotas. Entones lo vimos.Estaba allí, en la mitad del patio, rojo como un pedazo de fuego.
  Era un esplendido caballo. Tocarlo, inundaba de calor las manos. Correr montado en él, era volar abrazado por el viento.
  Fue un día,un solo día,devorando el aire sobre el caballo rojo.Porque era rojo.Sigo todavía discutiendo que era rojo como el fuego.
  A la noche nos fuimos a dormir y el quedo en el patio, esperando Solo yo sabia que el quedo esperando.
  Y comenzó otra vez la tormenta. No podía haber tormenta, era absurdo. Pero vino como quien viene con toda su sangre a buscar algo muy querido.
  Yo estaba despierto todavía cuando cayo el rayo. Un rayo violento como un multiplicado relincho. Y después, nada. Se fue la lluvia, se fue.y  me mordí.
  A la mañana, el caballo rojo ya no estaba en el patio.Lo buscamos, aun sabiendo que nunca íbamos a encontrarlo.
  Siempre me acuerdo de el. Era rojo,rojo como un pedazo de fuego caído en el tiempo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario