Un cociente se enamoró de una incógnita producto de unos polinomios. Ella era una simple incógnita de una ecuación de primer grado, y por la sola razón de ser simple. El cociente se enamoró perdidamente de ella, a pesar de ser muy diferentes, pero como todos es infinito.
Ambos decidieron vivir paralelamente al otro. El la amaba y el reciproco era verdadero se adoraban con las mismas razones y proporciones de la vida, y por esta razón decidieron aplicar la propiedad distributiva.
Tuvieron un monomio elevado el cuadrado. Los padres totalmente impares decidieron, por el bien de su hijito, operarlo para que no quede nunca mas elevado al cuadrado.
Lo llevaron al pediatra que se llamaba Ruffini un especialista en estos casos. Lo operó y para asegurar que todo había salido para la perfección le aplico el Teorema de resto; y si, todo salia a la perfección
Al pasar 5 años la hermosa incógnita dio a luz a un polinomio, igualito a sus abuelos maternos. Pero también con este hijo tuvieron problemas, nació con una enfermedad la cual se de en 6 casos, pero solamente el pequeño polinomio tubo el primer caso llamado factor común, el cual no era nada grave solamente había que factorizarlo. Todo salio bien y la familia desigual fueron felices para siempre.
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