Lo escencial es invisible a los ojos.

miércoles, 3 de agosto de 2011

Problemas de luenga.

El problema de la Sra. Words empezó una mañana de invierno cuando se levantó y le dijo a su matido que agapara el despertador. Por suerte su marido estaba un poco despierto y un mucho dormido y entonces entendió perfectamente lo que su esposa le estaba pidiendo.
Mientras desayunaban, la Sra. Words le dijo a su hijo:
-Arupate que se hace tarde- y su hijo se apuró sin escucharla , ya que sabía que todos los días a esa hora , su madre le pedía que se apurara. 
Un poco más complicado fue para la Sra. Words pedir en el quiosco de diarios el matituno en lugar del matutino y se complicó un poco más aún cuando llegó al trabajo y en lugar de buenos días dijo beunos días. 
Algunos la saludaron sorprendidos. La Sra. Words era una señora bastante seria como para hacer chistes durante las primeras horas de la mañana. 
Ya en su escritorio , la Sra. Words se quedó pensando por qué se le enredaban tanto las letras en la luenga. Imaginó que estaba agotada de tanto trabajo y de correr de aquí para allá todo el día. Entonces, decidió que lo mejor era descansar un rato su cabeza y se recostó en su escritorio hasta quedar profundamente dormida. 
Cuando llegó el jefe de la  Sra. Words, ella estaba roncando a pata suelta. El jefe tosió fuerte para despertarla, golpeó el escritorio con la mano, pero la Sra. Words recién se despertó con el teléfono sonando en su oreja.
-Buenas tardes.Usted se comunicó con "Ya está listo", ¿ en qué le puedo aduyar?- dijo reaccionando rápidamente aunque eran las nueve de la mañana y aduyar no era lo mismo que ayudar. 
El jefe frunció el ceño como solía  hacer si algo no le gustaba y cerró fuertemente la puerta de su oficina.
Cuando terminó de atender el llamado, la Sra. Words se fue al "tualé" , se miró al espejo ,y  sacó la luenga. Todo parecía estar en orden, pero... A ella, las palabras le salían al revés cada dos por tres. 
Llegó la hora del almuerzo y la Sra. Words fue hasta el restorán de siempre y pidío una minalesa con puré. La moza la miró con curiosidad y le trajo el pedido sin decir nada.
Después de comer, pidió un feca y sonó más normal , pero cuando se levantó para decir hasta manaña , la moza le sonrió diciéndole: 
-¡Qué graciosa que está hoy la seroña!
Ese fue el primer dato que tuvo la Sra. Words de que lo suyo era contagioso, y pudo comprobarlo cuando su jefe le pidió un llamado tefelónico y su marido le avisó que llegaría más darte porque había pinchado una moga del atuo.
¿Qué le pasaba con las pabralas a la Sra. Words? ¿ Lo saben usdetes? Yo tamcopo y como me está cosdanto esbriquir mucho, es ineviblate que ternime esta hisrotia.  

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