Lo escencial es invisible a los ojos.

lunes, 8 de agosto de 2011

EL DIA QUE VIMOS UN OVNI


Cierto día mi papá había llevado el auto, para que le afinaran el motor, y el mecánico le sugirió, que debía hacerle kilómetros para que se aflojara y lubricara, y así podría andar mucho más suave y durar más tiempo.
   Decidimos entonces ir con toda la familia, hacia el lado de la montaña, a visitar unos parientes y de paso hacer lo que el mecánico nos había dicho.
   Recuerdo que nos fuimos a la tarde, tipo diecisiete horas, más o menos, para el lado de Barrancas, Maipú.
   Llegamos a nuestros parientes, y luego de un largo rato de conversación y de cenar en el lugar, siendo ya muy tarde, nos decidimos volver a San Martín, desde donde habíamos partido.
   Cuando transitábamos por la calle Nueva, de sur a norte, nos pareció ver con el lado del ojo, que cayó entre la montaña una estrella fugaz.
   El comentario no se hizo esperar, y todos los ocupantes del vehículo pedimos un deseo, como se hace en éstas ocasiones.
   Al llegar a la intersección de calle Nueva y la ruta a Barrancas, observamos consternados, una enorme bola de fuego que se suspendía, sobre la usina de Barriales, hacia el este.
   Todos exclamamos a la vez,
 -¿Qué es eso?
   Mi papá nos dijo que mientras él manejaba, nosotros fuéramos mirando, el OVNI, para ver donde se iba.
   Al pasar por un puente, que se llama “El Jume”, y que a sus costados tiene muchos árboles, lo perdimos de vista.
   Cuando ya salimos de entre esos árboles, esa bola de fuego estaba levitando sobre la ruta, donde íbamos a pasar.
   Yo le grité a mi papá, que pasáramos por debajo, pero él sin hacerme caso y con mucho miedo, hizo marcha atrás y colocando la primera marcha del vehículo, emprendió la retirada.
   Ese OVNI, se nos vino detrás como un alfiler a un imán.
   Terrible susto nos llevamos, ya que el auto no respondía en velocidad y ese objeto casi nos succionaba hacia él.
   De repente una curva en el camino, nos despegó fuertemente, ya que el OVNI pasó de largo y nosotros seguimos por otro camino, hacia el sur.
   Volvimos a la casa de nuestros parientes, quienes no nos podían creer nuestra historia, quedándonos allí, hasta que amaneciera, para emprender nuevamente el viaje de regreso a casa.
ANA MARIA LOPEZ
1ero. 2da.

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