Lo escencial es invisible a los ojos.

miércoles, 8 de junio de 2011

“DOS GOTAS DE AGUA”
      Una tarde estaban en su casa, dos hermanitos gemelos, Alejo y Agustín, de dos años de edad,  junto a su mamá , la cual estaba lavando ropa, y su perra Nina que tenía poca paciencia con los niños ,y a los cuales en otras oportunidades había intentado morder.
      La puerta del patio de la casa tenía un pasador, además de la correspondiente llave., la madre retira ropa del lavarropas y se dirige hacia el patio para colgar en el tendedero la indumentaria, cuando de repente siente que se cierra la puerta y Agustín, uno de los gemelos, le corre el pasador, dejándola afuera.
     La madre no lo podía creer, ¿Cómo hacía para entrar nuevamente a la casa? El techo era demasiado alto, al igual que las paredes medianeras para poder subirlas.
     Por la ventana los miraba, y les pedía a los niños que le abrieran la puerta.
     Ellos, con la inocencia de la edad que los caracteriza, no entendían que era lo que la mamá les pedía del otro lado de la ventana, y se reían porque creían que ella estaba jugando.
    De pronto observa como los dos niños, se dirigían hacia Nina, la perra y le amagaban en pegarle y ella les gruñía.
   Desesperada la madre le gritaba a la perra, que no se les acercara y llamaba a gritos, a los vecinos, pero estos no la escuchaban.
   Los niños durante una hora y media interminable, jugaron adentro de la casa corriendo, saltando y riéndose, cada vez que la madre los llamaba y les indicaba con señas que le sacaran el pasador de la puerta, no entendiendo la situación de desesperación,  por la que su mamá estaba atravesando.
   De pronto uno de ellos, se acercó a la puerta y, como iluminado por el ángel de la guarda, retiro el pasador de la puerta.
   Su mamá de un solo empujón la abrió, haciendo caer al niño al suelo y con mucha desesperación los agarro a los dos gemelos y los apretó fuerte contra su pecho, largándose a llorar junto con ellos.
   Fue tanto el miedo que sintió esa madre, por saber que sus hijos estaban desvalidos, solitos adentro de una casa con muchos peligros y en especial el que representaba la perra Nina que, Gracias a Dios, se mantuvo quietita en un rincón.
   En cuanto llegó el padre, la madre le contó la situación que había vivido esa tarde, entonces inmediatamente éste, desarmó el pasador que poseía la puerta del patio, para que nunca más pasara un hecho semejante ,al de este día. 

ANA LÓPEZ
1ero 2da

No hay comentarios:

Publicar un comentario