Hace muchos años, en medio de un bosque, vivían dos comerciantes que juntos se fueron de viaje para llevar sus artesanías.
Un día, al llegar a un lugar muy lejos de sus casas, los dos se sintieron muy cansados y pensaron en tomarse una siesta.
-Nos podríamos tomar un descanso por un ratito –dijo uno de ellos.
-Yo quiero descansar mis piernas y dormir
-Está bien -dijo el más joven
-Yo vigilare por las dudas.
El mas anciano se quedó dormido instantáneamente, y de repente se le aparece en el sueño un duende, quien le dice:
-Cuando lleguen a la ciudad, busca una casa con una reja negra y una planta de ceibo al frente de la misma, debes cavar debajo de esa planta y hallaras un tesoro.
Al despertar le dice a su compañero
-¡Mira lo que he soñado!
El más joven escucho la historia con mucho interés y le propuso al anciano
-¿Me vendes tu sueño?
-¿Venderte mi sueño? ¿Para qué?
El muchacho se quedó callado y no insistió para que el anciano lo pensara
-Bien. ¿Cuánto me vas a pagar?
-Mmm… ¿Me lo venderías por cien pesos?
-Bueno -Dijo el anciano.
Cuando llegaron a la ciudad, el joven se separó del anciano en busca de la casa con la reja negra y la planta de ceibo, y la encontró.
Entonces ni lerdo, ni perezoso se hizo emplear para tareas de jardinería.
Esa misma noche, desenterró el preciado tesoro y lo guardo en un lugar muy seguro.
Luego de unos días, pidió permiso a los patrones diciéndoles que le había fallecido un pariente muy cercano, y se fue con su tesoro a otro país.
Así se convirtió en el hombre más rico del lugar y vivió feliz hasta el fin de sus días.